Rompo el discreto silencio tras visitar la feria de cómic "BILBOLBUL" en Bologna. Tuve la suerte de alojarme en un apartamento a 4 metros de Piazza Maggiore que es el mismísimo corazón de la ciudad, y la desgracia, entre otras cosas, de ser accidentalmente miccionado, siendo confundido el edredón que me cubría con un lavabo de estación, pero esa es otra historia surrealista de las tantas que salpican el día a día, que ahora no viene a colación.
Conocí finalmente a nuestra veterana colaboradora Laura Camelli "Came", en ocasión de la presentación de su exposición (via Rialto), en una peculiar librería a través de la cual, cruzado un patio, se accedía a lo que me pareció reconocer como una "sexy shop", a juzgar por sus artilugios gomosos, disfraces de dominatrix y patitos con liguero que cuacuaban "love me do". pero esa también es otra historia.
Por cierto, la portada del nuevo DELIRÓPOLIS, recién salido del horno (lo distribuyo esta tarde) es de la susodicha autora:
Terminada la feria salto el charco y me planto en el retirado refugio campestre de Fabio Lanza "Rabano", en la isla de Cerdeña. Otro colaborador internacional de DELIRÓPOLIS y apoyo del proyecto "Setmana del còmic de Tarragona". Fabio más que un amigo ancestral es un hermano, un sosia, un "doppel", un alter ego con el que llevo ya muchos años jugando a que no pasa el tiempo, y de ese juego han nacido muchos viajes a este y el otro lado del atlántico, muchos cómics y muchos cortometrajes que se pueden husmear aquí, aquí y aquí entre otros.
El último de ellos es el que hoy cuelgo en "El perro eléctrico", grabado hace unos pocos días, tras la ingestión de alguna que otra botella de "cannonau". La idea era hacer un breve clip introductorio, a proyectar durante la inauguración de la "3ª setmana del còmic de Tarragona" (aún ha de llover), con imágenes stop motion, dibujos, viñetas, bocadillos de texto y en definitiva, elementos que forman parte del lenguaje visual del arte secuencial. Como de costumbre, nada de lo que hacemos está planificado previamente, y lo que sale de nuestros encuentros es siempre fruto de la más pura improvisación, porque más que crear se trata de jugar, y lo demás viene solo.
Aquí algunas viñetas realizadas por mí para el montaje del corto (lo del lápiz verde también es fortuito):
...y aquí el resultado del experimento:
Un abrazo interdimensional.