martes, 23 de febrero de 2010

Sueños recurrentes



Cuando era pequeño tenía dos sueños recurrentes que se prolongaron en el tiempo varios años. crecí con ellos, presentes en muchas de mis noches, como una de esas reposiciones a altas horas de la madrugada que vuelven a emitir una y otra vez. Uno de ellos tenía variantes formales, pero el fondo era siempre idéntico. El otro era siempre igual en forma y fondo.
El primero, el de las variantes con idéntico contenido, me presentaba siempre con un grupo de personas bien avenidas. Todos juntos nos disponíamos a iniciar una aventura, a cumplir una misión o a escapar de un peligro. Al final todos lo lograban menos yo. Yo era siempre el único que se quedaba atrás, y contemplaba con angustia como el resto del grupo se alejaba victorioso, mientras un servidor perecía en el intento. representaba la única baja del grupo al final de la aventura, y además siempre en el último momento. Cuando parecía que lo peor había pasado y todo llegaba al final feliz de la odisea..zas...sucumbía, aplastado por una piedra de 15 toneladas al intentar cruzar en último lugar la puerta de salida de ese castillo embrujado, por el que habíamos sorteado miles de peligros antes de llegar ahí. Cayéndome por la borda del transatlántico al ser el único que finalmente cedía al viento huracanado que soplaba en  cubierta. Precipitándome al vacío desde un aeroplano que giraba 360 grados, al no haberme sujetado el cinturón como todos los demás...y allí me quedaba, bajo la piedra, viendo la silueta de mis compañeros alejarse hacia el horizonte... hundiéndome en las aguas gélidas en la oscuridad del océano mientras el barco continuaba su rumbo... sintiendo el hormigueo en el estómago durante la angustiosa caída de la avioneta, que en breve terminaría en mortal colisión...naturalmente despertaba justo antes del impacto final. Dicen que en un sueño tuyo nunca puedes morir, pero en realidad el despertar sudoroso y taquicárdico representa la muerte. Regresar al estado de vigilia "es" la muerte. El otro lado del espejo, como nos recordaba Winsor McCay una y otra vez en las aventuras de su inquietante "LittleNemo".



El segundo sueño recurrente se prolongó incluso más que el anterior, casi hasta la edad adulta, y tenía siempre como escenario mi domicilio familiar, que consta de dos piezas fundamentales separadas por un largo pasillo que las conecta. en un extremo "el comedor", y en el opuesto, al final del pasillo, lo que llamábamos (y aún llamamos) "la consulta", ya que en sus primeros años de ejercicio, mi padre recibía en aquella parte de la casa a sus pacientes.
El comedor estaba siempre iluminado, poblado de animalitos y fantásticas criaturas solares, a la manera de un dibujo animado de las "Silly Symphonies" de Walt Disney


...Y ahí empezaba la pesadilla. de pronto el pasillo se inclinaba como si fuera un tobogán, y yo me veía resbalando por él inevitablemente. Ni aferrándome con las uñas al suelo conseguía frenar ese deslizamiento pasillo abajo, que me arrastraba con velocidad a la zona de "la consulta". Totalmente opuesta a la del comedor, la zona de la consulta era oscura y sombría, y en sus penumbras centelleaban satánicos ojos rojos que esperaban con ansia mi llegada. Yo, sin poder detener mi frenética precipitación, veía con terror como la distancia que me separaba de aquellos monstruos era cada vez menor, hasta que finalmente era engullido por aquella oscuridad, por los siglos de los siglos.
Recuerdo haber llamado a un programa de radio en que interpretaban los sueños. La pitonisa en cuestión comentaba que evidentemente todo aquello representaba mi temor a crecer, a ser adulto. El comedor era una metáfora de la infancia y la consulta simbolizaba la oscuridad de la vida adulta, con los demonios de la incertidumbre, la desprotección y la conciencia de la soledad.

Han pasado 20 años y sigo siendo ese niño que impotentemente intenta aferrarse con las uñas a un terreno del que ya fue desterrado hace tiempo, incapaz todavía de mirar cara a cara a los fantasmas de una realidad sobre la que no sabe operar. Respecto al primer sueño recurrente, la profecía también se ha hecho realidad. Miro a mi alrededor y aquellos con los que fui creciendo han dado los pasos sucesivos que la vida emocional y laboral van marcando, superaron los peligros de aquellas aventuras pueriles, castillos embrujados, travesías marinas, vuelos sobre reinos mágicos...han cruzado el terrorífico pasillo, pues ése era en verdad el auténtico terror, ese reino intermedio que te precipitaba hacia lo desconocido. Ahora ellos ya están al otro lado, y probablemente lo que antes era oscuridad y amenaza se ha convertido para ellos en una nueva realidad, la de sus responsabilidades adultas...
mientras tanto, yo sigo aquí, atrapado en el tiempo, en el limbo de los sueños perdidos. Con un pie en el pasado y otro en un futuro que todos desconocen, y que enajenadamente intento intuir, todo sea por la tentativa de saltarme un capítulo de mi existencia cuyo argumento no me convence. Aquí sigo, aferrándome a un terreno resbaladizo en una lucha perdida de la que no saldré vivo. Montando guardia en un fuerte, como único superviviente testarudo de una guerra que terminó ya hace muchísimo tiempo.


7 comentarios:

  1. Enorme post, amigo. Me entran unas ganas terribles de tomarme una cerveza contigo y llorarte mis sueños de infancia, enjuagarte los tuyos....
    Yo también en el limbo, pero con las uñas rotas, intentándo no resbalarme hacia la "consulta", que tira de mi. Puaj, a veces.

    Abrazo en vigila,

    Txus G
    http://katalitza.blogspot.com

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  2. qué puñeteras noches largas eh?
    saludos desde este lado de la pantalla ;)

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  3. Tienes buen material ahí!!
    Dale al lápiz, no te resistas...

    Abrazo!!

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  4. me abandono al tobogán? jejeje
    saludos compañero ;)

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  5. Mis comics favoritos son todos autobiográficos. Yo también te veo mucho potencial.
    Y también tomaría una caña contigo.
    No creo en la "caducidad" ni en los tiempos que nos marcan desde esta sociedad. No creo en que el "triunfo" sea tener una pareja o curro estable y niños... Yo no creo que tú seas un derrotado.
    No creo que la búsqueda del propio camino sea una pérdida. Al contrario, creo que estamos más cerca los que buscamos nuestro camino, que los que siguen el marcado sin planteárselo.
    Yo también tengo fantasmas. Creo que casi todos los tenemos. Tu encuesta, no pregunta acaso eso?
    Te envío un abrazo grande...

    Una vida paralela, o un eco, que vagó por Argentina allá por el 2006... buscando... y dibujando también...

    ¿desencuentros? ¿conexiones?

    Te mando un abrazo grande, quizás desde aquí al lado...

    Ana

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  6. sin duda hay alguna puerta entre la vibración 46 y la 47 que está abriéndose y cerrándose intermitentemente en este momento. Me jugaría el portaminas a que si no nos cruzamos por San Telmo poco faltó ;)

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  7. Yo también tuve un sueño recurrente por mucho tiempo. Naci en 1962. Mis sueños los recuerdo dese que tenia unos tres o máximo cuatro años. Formaba parte de un pueblo prehistórico. Siendo una minoría étnica crecía en medio de un pueblo salvaje con el que aprendí a convivir. Al llegar a adulto y al estar a punto de casarme, me vi traicionado por los hombres del lugar. Ellos mataron a mi familia y mi novia, finalmente terminaron matándome a mi, tirándome desde lo alto de un acantilado. Siempre despertaba llorando y ya viviendo con mis actuales padres. Lo “extraño de este sueño” fue que conocí a personas importantes en mi vida muchísimos años antes de llegar a ser adulto y tener contacto real con ellos. La gente mala en mis sueños actualmente se dedican a cosas de magia y yo soy muy religioso. Siempre enemigos en el tiempo vivo alejado muchísimos kilómetros de todos ellos.

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